Mi infancia despertó entre aguas

caños pródigos

mansas playas

balnearios decadentes…

 

Continúo cultivando esos lugares

el río no cesa

el océano me sigue cautivando

y el termalismo ha renacido

como todo lo verdadero

que no tiene que ver con las veleidades de nuestro tiempo.

 

Bajo al puerto

allí están los pescadores vigilantes

un ojo en la punta del espigón

otro por si acaso en el descuento de la marea

callan su sabiduría

-en este mundo no se regala nada-

y emborrachan su ignorancia

llevan generaciones en este lugar

haciendo lo que hacían sus abuelos

y probablemente harán sus hijos.

 

Me siento entre ellos

constato que son las mismas calaveras

de los que compartieron con mi padre un día

entonces me entran ganas de beber

o de escuchar Forever Young

o de las dos cosas a la vez

y olvidar por un rato

que como el mar que nos lleva y nos fascina

también estamos atados inexorablemente a la misma luna.