Viento
Paisajes
El viento aquella noche se fue a dormir al mar
dejando un silencio hueco para que resonaran tus pasos
El viento aquella noche se fue a dormir al mar
dejando un silencio hueco para que resonaran tus pasos,
la gravedad de tu carne avanzando: bella insolencia de juventud.
Volutas verdes, ojos entreabiertos
hay algo de las musas de Klimt en esa barbilla levantada.
Ritmo, velos en el aire como alas perfumadas.
Música en movimiento.
La punta de tus dedos carmesí
señala sin querer
guía la mirada
mientras arde la nieve en tu piel
(pulpa cromática para Amadeo).
Tu piel, vestido irradiante
luz láctica ineludible
para unas manos abandonadas
durante horas en esa orografía sagrada y estremecida.
Aromas inéditos,
pardos
labios etílicos
violentos
Tus tobillos dibujando arcos imposibles
exponiendo
estirando
traspasando
el amanecer.
Convocadas de nuevo las urgencias del mundo
todo se vuelve un impás burocrático
esperando que vuelva a caer la noche.