La marea se ha retirado

silenciosa

con una grávida mansedumbre

ha desnudado las rocas

el espigón

la llanura impecable del arenal.

Es una mañana de orballo

la luz abre y cierra su diafragma

entre las cortinas de la niebla.

Hay algo familiar en este olor a sal húmeda

y a la vez, un principio de descubrimiento

una mezcla de huellas y horizonte

solapados en los pasos del caminante.

Una figura con un gran paraguas

se adivina en la lejanía

suma una delicada humanidad al paisaje,

Me detengo para retener este instante.

Las nubes bajan casi hasta besar la orilla

A esta distancia no podría asegurar si avanza

o está regresando.

La lluvia se espesa

hasta hacerlo casi invisible

Quizá se ha detenido

al ver una figura con un gran paraguas

inmóvil

al otro lado de la playa.